Yo nunca olvido
Yo no me olvido de quien estuvo cuando ni yo sabía hacia dónde ir… Cuando todo era oscuridad, caos y confusión, y su mano no sólo no me soltó, sino que me dio la fuerza necesaria para no dejarme caer. Esa mirada que fue contención, espejo y abrazo. Esas palabras que me enfrentaron con lo peor de mí para que encontrara el camino hacia mi mejor versión. Tampoco me olvido que soltarme fue su manera de decirme que su paso por mi historia había llegado a su fin. Y que eso, nada tiene que ver con el cariño que nos tenemos. Yo no me olvido… y ya no me resisto. También me enseñó a aceptar. Y en ese aceptar, también estoy aprendiendo a soltar. Duelen las manos al abrirlas para dejar ir lo que no desea quedarse… O tal vez duelan por haber sostenido demasiado, más allá de lo que era sano para mí. Deseo con el alma poder soltar lo que ya decidió irse y así abrazarme a mí misma en cada una de mis versiones, para nunca más aceptar menos de lo que merezco. Búscame en I...