Está decidido...te libero de mí...

Como en el juego de la infancia...Basta para mí y basta para todos... Nacimos solos y moriremos solos... ¿Por qué entonces empecinarnos en estar acompañados?? Largo camino el de aprender a vivir con uno mismo... Despojarnos de las expectativas sobre la relación con el otro que casi invariablemente nos lleva a la frustración permanente... Obvio que el otro no reacciona como yo lo haría. No tengo que importarle como él/ella a mí. No tiene por qué luchar por nuestra relación como yo lo hago...No hay ningún contrato que lo establezca. El otro es otro, tan claro como el agua... No tiene nuestras mismas necesidades ni carencias... El afecto simplemente sucede, más allá de las diferencias... El desafío es cómo no padecerlas.Cómo no estar pendiente y sufrir la falta de interés del otro por uno. Cómo creer que está si en realidad no lo siento... Cómo apostar a relaciones en las que uno solo tira del carro... Tal vez ese sea el error...Cuando dos no quieren uno no puede.... Por es...